2017-04-20 “Jesús nos da una esperanza viva”

Introducción:

“Jesús nos da una esperanza viva”.

“La buena noticia de la Resurrección debería reflejarse en nuestro rostro, en nuestros sentimientos y actos, en el modo en cómo tratamos a los otros”.

 “Nosotros anunciamos la resurrección de Cristo cuando su luz ilumina los momentos oscuros de nuestra existencia y podemos compartirla con los otros: cuando sabemos reír con quien ríe, y llorar con quien llora; cuando caminamos junto a quien está triste y está a punto de perder la esperanza, cuando contamos nuestra experiencia de fe a quien está en la búsqueda de sentido y de felicidad”.

Los dos discípulos de Emaús percibieron una extraordinaria atracción hacia ese hombre misterioso y lo invitaron a permanecer con ellos esa noche, Jesús aceptó y entro con ellos en la casa. Y cuando, estando en la mesa, bendijo el pan y lo partió, ellos lo reconocieron, pero El desapareció de su vista, dejándolos llenos de estupor. Tras ser iluminados por la palabra, habían reconocido a Jesús resucitado al partir el pan, nuevo signo de su presencia. Inmediatamente sintieron la necesidad de regresar a Jerusalén, para contar a los demás discípulos esta experiencia: que habían encontrado a Jesús vivo y lo habían reconocido en ese gesto de la fracción del pan. El Camino de Emaús se convierte en símbolo de nuestro camino de fe: Las escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor.

Papa Francisco (04-05-2014)

 

https://www.youtube.com/watch?v=VjK-qkre6S0

 

 

 

Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él  lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor

Ecos del Evangelio del día

 

Canto: Hoy el Señor resucitó.

 

Los discípulos de Jesús creen que después de haber vivido la experiencia de la resurrección no volverán a tener contacto con El, pero Jesús es consciente de que su tarea aún no ha terminado. Jesús intenta quitar el miedo y la pesadumbre a sus seguidores para que sean anunciadores de la Palabra de Dios, por ello, se pone delante de ellos; estos se asustan, se quedan mudos por el estupor y la incredulidad ante lo que están viendo.
Jesús quiere que tengan fe, que tomen conciencia de que no están solos, los invita a que lo toquen, palpen sus heridas y les pide comida.

Hoy, al igual que entonces, Jesús quiere que miremos sus heridas, heridas que encontramos en los hermanos más desheredados: los enfermos, los niños maltratados, las mujeres violentadas, los ancianos en soledad, los que viven la falta de libertad…. Sin embargo seguimos empeñados en buscar un Cristo milagrero, un Cristo bello al que llevar flores, poner velas, al que muchas veces chantajeamos «me concedes y te doy a cambio…»
Con este comportamiento  estamos lejos de ser testigos,  de ser buena noticia, porque para ser portadores de la Palabra de Dios, tenemos que experimentar su amor en nuestra vida, dejarnos llenar de su Espíritu y caminar  día a día siendo lámparas y senderos para los hermanos.

Este es el Jesús que debemos experimentar y anunciar.

Seamos lámpara y luz cada día

 

 

 

·         Que seamos capaces de salir de nosotros:

Ø   Para que podamos ver a nuestros hermanos y podamos descubrir sus necesidades.

·         Danos la capacidad del perdón:

Ø  Que seamos capaces de perdonar. Que el perdón sea reconciliación y encuentro: porque si tenemos la capacidad de perdonar, podremos tener la capacidad de amar.

·         Danos la Luz:

Ø  Para ver en nuestro camino a cualquier hermano que pase junto a nosotros y tenga necesidades en el camino de su vida.

·         Que seamos solidarios en nuestro compartir:

Ø  Tanto en lo material, como en lo espiritual.

·         Abre nuestros oídos:

Ø  Para que podamos escuchar a los que nos hablan y sepamos compartir el tiempo que TU nos has dado con ellos.

·         Que nuestras manos estén siempre abiertas:

Ø  Para quien lo necesite.

·         Que nuestros pies estén dispuestos siempre a caminar:

Ø  Al lado de aquel, que nos lo pida.

·         Que este abierta nuestra casa:

Ø  Para que quien llame pueda entrar en ella.

·         Haznos coherentes con lo que decimos y hacemos:

Ø  Para que nuestra forma de vivir sea un hablar de TI.

 

Canto: Sois la sal.  

 

Tiempo de Silencio 

 

 

BREVE ESPACIO PARA COMPARTIR

(Reflexiones, peticiones y acción de gracia)

 

PADRE NUESTRO

 

ORACIÓN COMUNITARIA

Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid. Amén.

 

BENDICIÓN                                                                                                                                                                                     

Que el Señor nos bendiga y nos proteja. Que el Señor nos muestre su rostro, tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Así invocaremos el nombre del Señor y Él nos bendecirá.

 


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