«Sed misericordiosos como el Padre es misericordioso.»
Deseos de amar y ser amada enteramente. Deseos de compartir la vida, de entregarme. Creer en la fuerza que llevamos dentro. Beber de la fuente de todo deseo. Bienvenidos seáis, deseos míos, quedaos conmigo, acompañad mi camino, recordadme que estoy viva, que no estoy sola, que Alguien os puso en mí. Deseos…
Saludo
Hacemos silencio
Escuchamos: “Deseos” – Maite López
Deseos de sanar las heridas de quien sufre.
Deseos de abrazar y de derrochar ternura.
Amar hasta el límite, hasta el extremo.
Caminar codo a codo con todos vosotros.
Bienvenidos seáis, deseos míos,
quedaos conmigo, acompañad mi camino,
recordadme que estoy viva,
que no estoy sola, que Alguien os puso en mí. Deseos …
Deseos de gritar la verdad y que la escuchen.
Deseos de acabar de una vez con la injusticia.
Vivir sin defensas, con manos abiertas.
Salir de mi mundo y entrar en el tuyo.
Deseos de romper las cadenas de la muerte.
Deseos de reconciliación, de paz auténtica.
Mirar cara a cara las dificultades.
Buscar lo que más nos acerque a la meta.
Deseos de amar y ser amada enteramente.
Deseos de compartir la vida, de entregarme.
Creer en la fuerza que llevamos dentro.
Beber de la fuente de todo deseo.
Hacemos eco
Parábola del Buen Samaritano – Lucas 7,25-35
N – En esto se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba;
M – Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredad la vida eterna?
N – El le dijo:
J – ¿Qué está escrito en la ley? ¿qué lees en ella?
N– El respondió:
M– Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo
N– El le dijo:
J– Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida
N– Pero el maestro de la ley queriendo justificarse dijo a Jesús:
M– ¿Y quién es mi prójimo?
N– Respondió Jesús diciendo:
J– Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio, al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó donde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándole aceite y vino, y, montándole en su propia cabalgadura, le llevó a una posada y le cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva. ¿Cuál de estos tres parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
N – El dijo
M – El que practicó la misericordia con él
N– Jesús le dijo:
J – Anda y haz tu lo mismo Palabra de Dios
(P. Casaldáliga)
Piensa también con los pies, sobre el camino cansado
por tantos pies caminantes.
Piensa también, sobre todo, con el corazón abierto
a todos los corazones que laten igual que el tuyo,
como hermanos, peregrinos, heridos también de vida,
heridos quizá de muerte.
Piensa vital, conviviente, conflictivamente hermano,
tiernamente compañero.
Momento de silencio – Reflexión personal
· ¿Qué toca más mi corazón de estos textos?
· Traducir a situaciones cotidianas, una palabra, un gesto …
Compartimos
Damos gracias: ¡Es Maravilloso!
Es maravilloso Señor:
Tener los brazos abiertos, cuando hay tantos mutilados. Que mis ojos vean, cuando hay tantos sin luz. Que mis manos trabajen, cuando hay tantas que mendigan. Que tenga salud, cuando hay tantos enfermos.
Es maravilloso volver a casa, cuando hay tantos que no tienen a donde ir. Es maravilloso amar, vivir sonreír y soñar, cuando hay tantos que odian, lloran y se revuelven en pesadillas.
Es maravilloso tener un DIOS en quien creer, cuando hay tantos que no sienten consuelo ni tiene fe. Es maravilloso Señor… sobre todo, tener tan poco que pedir y tanto que agradecer!.
Es maravilloso …
Cantamos: ¡Gracias! – Brotes de Olivo
Hoy, Señor, te daré las gracias por mi vivir, por la tierra y mis amigos, porque siempre fui feliz. Por el tronco en que nací y la savia que encontré, y los brotes que nacieron portadores de tu fe.
Por las veces que caí y las que me levanté, porque siempre en ellas ví el amor de tu poder. Por lo bueno que viví y en lo que sentí dolor, siempre en todo yo te ví, te doy gracias, Señor.
Padre Nuestro
Oración final
Señor
tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un tiempo de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
Bendición y despedida
«Sed misericordiosos como el Padre es misericordioso.»