XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
FIESTA DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
FINAL DEL CICLO LITÚRGICO “A”
Nos aproximamos al final del año litúrgico del calendario eclesial y por tanto se nos invita a reflexionar sobre la recapitulación de todo en Cristo.
Desde esta perspectiva me gustaría invitaros personalmente a contemplar las lecturas que se proponen en esta fiesta:
Las claves de comprensión vienen dadas por la primera lectura y por la última o Evangelio:
PASTOR-JUICIO
Dios mismo en persona es el que sigue nuestro rastro en la vida, estemos perdidos o no, para librarnos del mal. Pero si el Señor es mi pastor, como dice el Salmo, entonces nada me puede faltar. Aquí está la cuestión primera que se nos presenta. ¿Es Cristo nuestro pastor? Si no lo es Él…,¿Qué o quién lo será?
Primero de todo tenemos que reconocer nuestra condición de oveja y de dependencia ante un mundo que nos viene grande. Queramos o no, somos dependientes e interdependientes los unos de los otros, por eso no vivimos solos, sino en sociedad.
Esta sociedad nos ofrece múltiples “pastores” entre comillas y en minúscula que pretenden liderar nuestros sentidos:
a) Las ideologías, las políticas, las luchas sociales… por los derechos y deberes.
b) El hedonismo, estado del bienestar personal sin dejar que nada me afecte y conmueva el suelo que piso o la seguridad alcanzada.
c) El culto al cuerpo físico
d) Las drogas, el alcohol que anestesian nuestra conciencia para evadirnos de la realidad.
e) El consumismo material como relleno de nuestros complejos
f) El sexo como consumo humano.
No seamos ingenuos, nuestro corazón necesita afectos, nuestra mente necesita ideas y desafíos, nuestro cuerpo necesita ejercicio y calor humano y nuestra alma necesita paz y elevación espiritual.
¿Dónde encontrar la paz de nuestros sentidos?
A mi modo de ver, como cristiano, poniéndolos al servicio y la guía del único Pastor que merece nuestra entrega, Jesucristo.
Él recreó al ser humano crucificando en su humanidad todas nuestras pasiones para dominarlas y redimirlas. En sus heridas fuimos sanados y reconducidos hacia el Padre que nos creó.
Hacia lo Bello, lo bueno, lo noble y lo verdadero. Para habitar en la casa del Señor por años sin término.
Si ya te sientes oveja, el segundo paso es ser de Cristo, seguirlo a Él, escuchar su voz. No a otros dioses y señores.
¿Para qué?
Para que nos conduzca a las verdes praderas, hacia las fuentes tranquilas, a la paz del espíritu.
Dice el Papa Francisco:
1. Vive y deja vivir
2. Date a los demás como el agua del río se da por donde pasa, porque si se estanca, se corrompe.
3. Que tus aguas sean remanso de peregrinos y no cascada turbulenta.
4. Juega, diviértete con los tuyos, familia, amigos…, antes que divertirte sólo para ti mismo.
5. Haz del Domingo un día especial.
6. Ayuda a otros a conseguir sus objetivos en la vida.
7. Cuida la naturaleza que nos acoge, nuestra casa común.
8. Olvida rápidamente lo negativo, tan rápido como te sacas una espina que se te clava.
La necesidad por hablar mal del otro con chismes o difamación de sus secretos o intimidades, es indicativo de una baja autoestima, es decir, “yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro”.
9. Respeta al que piensa distinto: Podemos inquietar al otro con nuestro testimonio, pero dialogar para convencer,nunca. Cada uno dialoga desde su identidad. Se crece por atracción y no por conquista.
10. Busca activamente la PAZ, que es Cristo mismo, no la idea de quietud, parálisis o alienación, sino una paz activa del que sale al encuentro del ser humano.
Porque sólo es libre el que sabe hacia dónde va y con quién va en esta vida que es un viaje.
Cristo de una mano y el prójimo de la otra como cuando rezamos el padrenuestro, juntos caminando hacia Dios.
El Evangelio de Hoy habla por sí mismo. El juicio de Dios no será para indagar por el cumplimiento de las normas, de los cánones, ni por la exactitud con que se hayan celebrado los ritos. Sino que escudriñará el cumplimiento del mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
“Cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron”
Tuve hambre y me disteis de comer
Tuve sed y me disteis de beber
Fui forastero y me hospedasteis
Estuve desnudo y me vestisteis
Enfermo y me visitasteis
En la cárcel y vinisteis a verme
Esta es la tarea y el examen, pero el premio no nos corresponde a nosotros adjudicárnoslo ni tampoco disfrutarlo sin la tarea realizada.
¿No será este nuestro caballo de batalla desde el mundo lgtb?
La tentación de disfrutar de todo sin dar, sin sacrificio, sin entrega, sin complicaciones, sin pérdidas de tiempo. Buscar el premio sin estas premisas, es ser ladrón y bandido como en la parábola del reino.
Todavía hoy se sigue vulnerando constantemente este binomio de amor que conduce a Dios (Cristo-prójimo) cuando no hay justicia social, derechos humanos, derechos LGTB, Y deberes comunes de convivencia.
Se preferiría una fe individual sin complicaciones comunitarias, pero pretender esto es relegar la fe a un rincón pequeño de nuestra conciencia. Sería desconocer el alcance del orden nuevo que inaugura el resucitado, una nueva creación en la que hay que reinventar todas las estructuras contaminadas por el pecado.
Por tanto, el mensaje de este domingo es claro: no es la forma o el resultado del juicio, sino el hecho de que habrá un juicio justo.
Que el mundo no viene de la casualidad y no acabará por casualidad. Ha comenzado con una palabra: “Que exista la luz…” “Hagamos al ser humano…” y terminará con una palabra: “Venid benditos… Apartaos de mí, malditos…” La injusticia y el mal no tendrán la última palabra.
Con esta fiesta de Jesucristo Rey del universo, celebramos anticipadamente al Rey que vino, viene y vendrá desde nosotros mismos hasta su Parusía final.