(Ilustración: Fano)
Vamos por la calle mirando a nuestro alrededor, y miramos al mundo desde nuestros ojos, ojos de años de experiencias, de sinsabores, de alegrías, de momentos de debilidad, de orgullo, de prejuicios, de luces y sombras, …. pero ¿somos capaces de mirar el mundo desde los ojos de un niño?.
Vamos esta tarde a vaciarnos un poco del peso de la experiencia vivida y dejar que Cristo nos permita ser niños ante su presencia.
Evangelio según San Mateo (18,1-5.10)
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?».
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Os aseguro que si no cambiáis o no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.
El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuidaos de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque os aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.»
Marcos 10:13-16
Llevaron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendieron a quienes los habían llevado.
Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis porque el reino de Dios es de los que son como ellos. En cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Entonces Jesús tomó a los niños en sus brazos, puso sus manos sobre ellos, y los bendijo.
Es importante recordar que los apóstoles que disputaban sobre la cuestión de quién sería el mayor aprendieron la lección que Jesús les enseñó y con toda humildad sirvieron al Señor y sus discípulos, dedicando y aun sacrificando su vida por la causa de Cristo.
Todo el capítulo enfatiza el cuidado de Dios de sus pequeños (los discípulos de Cristo): por ser humildes los discípulos de Cristo son niños o pequeños ante los ojos de Dios; que nadie se atreva a hacer que peque uno de estos pequeños; Dios se preocupa por cualquier pequeño perdido como el pastor se preocupa por una oveja descarriada; éstos deben ser exhortados, corregidos, restaurados o de otro modo cortados de la comunión de los fieles; pero, deben ser perdonados si se arrepienten.
ORACIÓN COMUNITARIA
Bendición: Que el Señor nos bendiga y nos proteja. Que el Señor nos muestre su rostro, tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Así invocaremos el nombre del Señor y Él nos bendecirá.