Palabras de acogida, entrada.
Hoy vivimos unos tiempos difíciles en la iglesia y en la sociedad, parece que el Señor tarda, que no está presente y que la Comunidad navega con el viento de cara, en la noche, vamos cansados; se escuchan las armas resonar y a los agentes del terror y del miedo rondando cerca pues parece que están en todo lugar; la barca es bien frágil y poca cosa; además, nosotros tenemos que estar calladitos no nos tiren por la borda, una vez más, si les molestamos.
Pero el Señor viene, llegará a su hora, sin falta; no temamos, aunque hoy sea duro remar; sigamos sin abandonar la fuerza que hemos recibido en nuestro bautismo, cuando dijimos si, a Jesus; él viene, está llegando, a su hora precisa, porque la obra de Dios no será abandonada; viene caminando sobre las aguas en la noche, en nuestra noche.
Himno.
Hoy que se que mi vida es un desierto,
en el que nunca crecerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.
Para que nunca la amargura sea
en mi vida mas fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.
Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.
Para que nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.
Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén.
Canto: JUNTO A TI AL CAER DE LA TARDE
Salmo. 79
Pastor de Israel, escúchanos,
tu que guías a José como un rebaño;
tu que te sientas sobre los querubines,
resplandece ante tus hijos,
despierta tu poder y ven a salvarnos.
Oh Dios restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor, Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás enojado
mientras te suplicamos?
Nos diste a comer llanto,
de beber lagrimas a trago;
nos entregas a las contiendas
de nuestros vecinos,
que se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Dios de los ejércitos, vuélvete;
Mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y tu hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego;
con un bramido hazlos perecer.
Y que tu mano proteja a tu Mesías,
al hombre que tu fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. Amen.
Evangelio. Mateo 14, 22-36
Después de esto, Jesus hizo subir a sus discípulos a la barca, para que llegasen antes que él a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. Cuando ya la hubo despedido, subió Jesús al monte para orar a solas, y al llegar la noche aún seguía allí él solo.
Mientras tanto, la barca ya iba muy lejos de tierra firme y era azotada por las olas, porque tenia el viento en contra.
De madrugada, Jesús fue hacia ellos andando sobre el agua. Los discípulos, al verle andar sobre el agua, se asustaron y gritaron llenos de miedo:
-¡Es un fantasma!
Pero Jesús le habló, diciéndoles:
-¡Animo, soy yo, no os asustéis!
Pedro le respondió: Señor, si eres tu, mándame ir a ti andando sobre las aguas.
-Ven- dijo Jesús.
Bajó Pedro de la barca y comenzó a andar sobre el agua en dirección a Jesús, pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó:
-Sálvame, Señor!
Al momento, Jesús le tomo de la mano y le dijo:
¡Qué poca fe! ¿por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento.
Canto: Nada Te Turbe
Silencio 10’
Reflexiones
peticiones y acción de gracias
Padre Nuestro.
Oración comunitaria.
Bendición.
El Señor nos bendiga y nos guarde; nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros/as. Vuelva su rostros y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanos/as. Amén.